La barca solar de Ra; y el Aaru

jueves, 2 de julio de 2009
Los que sí pasaban la prueba elegían subir a la barca solar de Ra. Los egipcios había dividido el día en 24 horas, 12 del día, y 12 de la noche. En estos periodos, Ra (o sea, el sol), viajaba en su barca por el Duat durante el tiempo nocturno, es decir, moría e “iba al Duat” cada noche a enfrentarse con los seres malignos que habitaban en él. Y renacía cada mañana. Existen textos que describen las 12 horas de la noche y del día por los que pasaba Ra. Cada noche, Ra, abordo con todas las almas buenas que elegían subir a su barca, se enfrentaba a la serpiente Apep. El hecho de que cada día volviera a amanecer, significaba que Ra había ganado esa batalla y todos aquellos que estaban en la barca –aquellos que aprobaron el juicio de Osiris, dios de los muertos- renacían en Aaru, junto con Ra. Este ciclo de vida y muerte para Ra sucedía todos los días y era fuente de esperanza, la esperanza de renacer.
El Aaru era, una especie de “cielo” católico o “Campos Elíseos” griegos. Un lugar utópico parecido a la vida en el Nilo, lugar de caza y pesca ideal, un lugar para disfrutar eternamente. En este ya no existían enfermedades ni sufrimientos, ni tenían que trabajar. Los que trabajaban por ellos eran los “ushebtis”, estatuillas de madera creadas en vida para que sirvan al difunto en el más allá.
Obviamente la esperanza de todo egipcio, y gracias a que estaban de cierto modo “obsesionados” con la muerte (llegando a afectar social y políticamente a toda la cultura del Antiguo Egipto), era llegar al Aaru, mientras que su mayor miedo era sufrir en el Duat. Por esto es que era tan importante el proceso de momificación para la preservación del cuerpo y con esto de sus componentes espirituales, los conjuros de los diversos libros colocados junto a la momia y el hecho de tener una vida justa y buena, para que puedan pasar el juicio sin problemas.