El más allá nórdico 1

jueves, 9 de julio de 2009
Para los nórdicos existían varios lugares a donde podías ir después de morir dependiendo de cómo moriste y no tanto de si tus obras en vida fueron buenas o malas.
Se creía que los nobles, los héroes y la mitad de los guerreros que morían en combate, eran seleccionados por las valquirias e iban a la estancia de Odín, el Valhalla (“vestíbulo de los caídos”) donde pasaban a formar parte (en forma de Einherjar, o sea de espíritus de guerreros) del ejército de Odín.
El Valhalla era una edificación enorme con muchas puertas, sus vigas eran como lanzas y su techo como un escudo. Allí vivían gloriosamente banqueteando y ejercitándose hasta el fin del mundo, cuando serían llamados a luchar por Odín en la última gran batalla, el Ragnarok. Odín era el jefe del grupo de dioses llamados los Aesir y además era el dios de la guerra, de la muerte, de los reyes, de la poesía y de la magia.
La otra mitad de guerreros que morían en combate, más algunas mujeres, van al salón Sessrúmnir en el palacio de Freyja, Fólkvangr. Freyja era una de las principales diosas de la mitología nórdica, era diosa de la fertilidad, sensualidad y del amor, aunque también era relacionada con la muerte, magia y guerra.
A pesar que Freyja recogía también mujeres, la principal diosa encargada de las mujeres, y más específicamente de las vírgenes era Gefjun, la diosa de la virginidad, de la fertilidad y de la virtud. Estas mujeres que morían vírgenes se convertían en súbditas de Gefjun.